La marea azul

diumenge, 27 d’abril del 2008

Interesante fin de semana, bocatas serrano, caravana, sol, quemaduras, mochilas, gentío, ruido, velocidad, gritos, saltos, lamentos, fotos, vistas, caminatas, sudores, cansancio, sed, emoción y diversión todo en uno.

Lástima que para el multimillonario F.Alonso, no le haya salido todo del color de las rosas. No te preocupes Fer, la marea azul te seguirá animando y tú cobrando tanto o más que siempre. A pesar de que quemes el R-28 o le compres otra mansión a Raichel.

Por mucho que duela al orgullo español, para cochazo el de los Ferrari.

¡Quién no corre, vuela!

dilluns, 21 d’abril del 2008

Eso decían y por algo lo hacían. Después de presenciar la gran batalla esta tarde, he comprendido por enésima vez este dicho. Nadie te regala nada, es más, si se percatan de que venden duros a cuatro pesetas van a intentar arrebatártelos al precio que sea.

Generalmente, en las asignaturas de economía esto resulta más sencillo de explicar. "La empresa privada busca el beneficio máximo al menor coste". Lo asombroso es que se puede transportar tranquilamente a la vida real. Lo que realmente me asombra es que el nuevo sistema educativo universitario - Bolonia- que se está llevando a cabo, aplauda con ímpetu esta teoría.

Los catedráticos, personas tan formadas técnicamente como culturalmente; los más en los centros universitarios, los especializados, los responsables para que continúen formándose jóvenes que algún día puedan sustituirlos. Ellos, sorprendentemente, también lo apoyan.

He presenciado la peor clase de mi vida, por momentos he creído que estaba ante un escenerio empujándonos todos contra todos intentando conseguir el pescado más fresco.
Difícil de creer, sobretodo sabiendo que estaba en la universidad, un lugar donde se supone que la gente se acaba de formar, de pulir. Veo que no, y no me arrepiento ya que para arpía yo. Para correr mis piernas, para volar mis alas. Pero, ¿es necesario ser arpía?. La respuesta es rotunda, clara y concisa. Eternamente sí.

La lección de hoy es sencilla. Hay que ser arpía si no quieres ser un pringao. Hasta un niño lo entiende. Tienes que correr para llegar a la portería antes que tus compañeros, sino te tocará ser portero; si ves que eres el último y nadie te ve, haz la zancadilla.

Gracias sistema educativo de Bolonia, voy comprendiendo cuáles son tus normas. Aunque muy a mi pesar, me pregunto hasta dónde llegaremos o hasta dónde seremos capaces de llegar.

Anyone else but you

diumenge, 20 d’abril del 2008

De todo y de nada. Sin pretensiones. Casa de la yaya se convierte en el cálido cobijo que todos nosotros hemos disfrutado alguna vez. Esta vez sin nuestros platos favoritos preparados por arte de magia encima de la mesa, sin el calor del invierno abrigándonos, sin los programas rosas sonando a todo volumen por el pequeño living room; tampoco las incontables llamadas de personas sin nombre preguntando por ella, sin las tiradas de cartas adivinando todo lo que pasa y lo que no, lo que el destino nos prepara y lo que nosotros le preparamos a éste; sin sándalos perfumando cada hueco de historias...

Casa de la yaya, de nadie y de todos. 

No hay tiempo, dicen. Llegamos perseguidos por el minutero de nuestro reloj, comemos ensaladas ya sin olivas, nos abrigamos con mantas pero con nuestros dedos helados asomándose por la estrechez de éstas, escuchando noticias importantes para nutrirnos de cultura, por supuesto, a un volumen bajo para no alterar aún más el acelerado ritmo que llevamos durante todo el día; con el destino establecido, sin sobresaltos, sin imprevistos, todo escrito, tal y como debe suceder; desprendiendo con cada paso un olor a igualdad, a similitud entre el resto de pasos que avanzan sin detenerse, como aquellos muñecos de cuerda viendo que ésta está apunto de finalizar junto a su paso...

Ya nada será como antes, definitivamente, echo de menos ser una niña y estar en casa de la Yaya; es por ello que he nombrado así mi blog, por esos increíbles momentos vividos allí.

Y de mientras, unos cuantos años después, la Yaya sigue e insiste con cada palabra del primer párrafo aquí descrito. Calidad de vida señores.